sábado, 29 de junio de 2013

Una reflexión que nos acerca  

Ana Piza madre, hija, amiga, compañera, esposa, abuela… escritora


Hace algunos años, mami publicó un libro de poesía llamado Mis estancias. Sus poemas, como ella lo expresa, “nacen en horas de descanso y siglos de fatiga”. Se esbozan en espacios de tiempo inexistentes, en una hoja cualquiera y que por ahí quedaba; se escriben entre apuros y trajines.  

Puedo asegurar, que al igual que sus poesías y que todos sus escritos, esta novela surge como un impulso, se gesta porque algo tiene que decirse, y cito:

“es mejor que lo diga
y no espere a llorarlo
con la sangre y el fuego
¡con las lágrimas secas de un verso sin palabras!”

Un encuentro con la historia oculta de Costa Rica motivó la novela. Fue un descubrimiento que desató todas las inquietudes en una mente ya de por sí inquieta pero además incansable, tenaz, persistente, contestataria, inconforme. No fue cualquier persona la que identificó en los anales de Cartago una situación particular. Fue alguien que busca sin descanso hasta encontrar su verdad.


“En Dos Talegas de Pita”, al igual que sus poesías, como ella misma lo dice, “no es entregada a la crítica espesa, sino a ustedes mis lectores amigos”. Está aquí porque alguien tenía que decirlo “aunque los ojos mudos nos miren asombrados”, “no suceda que estalle y nos rompa la entraña”


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